Secretariado General Nacional
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COMUNICADO DE PRENSA
LOS BANCARIOS EN EL DIA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS
AL CELEBRAR 30 AÑOS DE DEMOCRACIA EN ARGENTINA
El 10 de diciembre se conmemora la Declaración Universal de los Derechos Humanos
aprobada por la Organización de las Naciones Unidas en 1948. La
significación de esa fecha se realza en nuestro país pues, no
casualmente, un 10 de diciembre de 1983, recupera la titularidad del
Poder Ejecutivo un Presidente de la Nación, el Dr. Raúl Alfonsín, electo por el voto popular
tras la más trágica Dictadura cívico-militar que sufrió nuestra
sociedad nacional. Desde entonces esa es la fecha en que comienzan los
mandatos constitucionales de los Presidentes, como es el caso de la
actual Presidenta, la Dra. Cristina Fernández de Kirchner.
Al
celebrar estos treinta años de Democracia debemos decir que han sido
posibles, sobretodo, gracias al esfuerzo del Pueblo trabajador.
Esa
Declaración de Derechos Humanos no sólo señala que la voluntad expresa
en el voto del Pueblo es la base de la autoridad del poder público,
sino también que toda persona tiene derecho al trabajo…a igual salario
por trabajo igual…a una remuneración que …le asegure una existencia
conforme a la dignidad humana… al descanso, al tiempo libre, a una
limitación razonable de la duración del trabajo…a vacaciones periódicas
pagadas…a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su
familia la salud y el bienestar… el vestido, la vivienda, la asistencia
médica y los servicios sociales necesarios…los seguros de desempleo,
enfermedad…vejez… la educación gratuita.
En ese sentido coincidíamos con el Presidente Alfonsín cuando sostenía que “con la Democracia se cura, se come, se educa…”; pero ello aún no es posible en condiciones de igualdad para todos los argentinos.
Como decía el Presidente Néstor Kirchner “los problemas de la pobreza no se solucionan desde las políticas sociales sino desde las políticas económicas”. Por eso, una vez más, insistimos: la consolidación de una Democracia real para todos, depende de un acuerdo para el fortalecimiento de un modelo económico con trabajo y justicia social.
Ese acuerdo, como dijo la Presidenta de la Nación al inaugurar su primer mandato el 10 de diciembre de 2007, “no es un acuerdo de precios y salarios”, sino que es un acuerdo de las “grandes
metas, de los grandes objetivos… pues se trata de poner las bases de
acumulación para que luego las elecciones democráticas que marca la
constitución no signifiquen que cada cuatro años los argentinos
cambiamos de modelo económico y en una política pendular terminamos
frustrando todo”. Es así, y coincidimos con ella, en que “Nadie
puede vivir cada cuatro años cambiando absolutamente todo. Siempre hay
que cambiar las cosas que se han hecho mal o hacer las que no se han
podido hacer, pero rescatando y profundizando las que hicieron bien.
Este tipo de discusión, este tipo de debate es el que nos debemos todos
los argentinos”.
Insistimos
en ese objetivo al volver a las negociaciones paritarias, insustituible
herramienta de la Democracia, recuperada por los gobiernos inaugurados
el 25 de mayo de 2003. Lo hacemos, comprendiendo el momento crucial que
vivimos, reiterando, por mandato de nuestro Plenario Nacional de Secretarios Generales reunido el 28 de noviembre p.pdo. que, tal acuerdo, no puede reducirse a la cuestión precios y salarios.
Necesitamos ese acuerdo que
debe, como se señalaba, definir objetivos económicos y sociales claros,
junto a mecanismos de control y administración bien definidos, con un
Estado que lo presida, dotado de los instrumentos imprescindibles para
hacerlo cumplir frente a las maniobras de especuladores y codiciosos, pues en estos 30 años se ha demostrado que allí está el obstáculo.
En
ese orden estamos convencidos, más ante la realidad mundial, que sigue
siendo verdad que hay que fortalecer el mercado interno nacional y
hacer realidad el mercado común regional suramericano, sosteniendo la posibilidad de acceder a los bienes necesarios para una vida digna para todos.
Es
más que obvio: ello sólo puede lograrse con una más justa
redistribución de la riqueza. Es decir ese objetivo es incompatible con
empresas o empresarios, extranjeros y locales, cada vez más ricos que
siguen fugando capitales de nuestro país. He aquí el origen de la
denominada “restricción externa”, la carencia de divisas suficientes
para cumplir compromisos y adquirir insumos esenciales para la economía
real: está plenamente reconocido, por ejemplo, que entre 2007-2011 se
fueron de nuestro país 80.000 millones de dólares, que deberían haber
sido ahorrados e invertidos en Argentina.
El
tema es complejo. Vuelve a exigir las reformas tributaria y financiera,
la revisión de la legislación en materia de inversiones extranjeras,
junto a una decidida mejora en materia de gestión estatal.
E ineludiblemente, para ser claros y sobre todo para quienes están más preocupados por el índice de inflación que por el precio de una canasta familiar digna que debemos adquirir con nuestro salario, hay que hablar de la tasa de ganancia empresaria.
Hay que hacerlo con franqueza y seriedad analizando las cadenas de
valor, las estructuras de costos de producción y comercialización de
bienes y servicios.
Esas estructuras de costos deben ser PÚBLICAS. He aquí una medida fundamental para la Democracia: QUE EL PUEBLO CONOZCA.
Antes de concluir, es oportuno reflexionar con el Papa Francisco, quien al referirse a la realidad mundial ha expresado:
“La
crisis financiera que estamos viviendo nos hace olvidar que su primer
origen se encuentra en una profunda crisis antropológica… ¡en la
negación de la primacía del hombre!.... Y peor aún, el ser humano es
considerado hoy como un bien en sí que se puede utilizar y desechar.
Esta deriva se verifica a nivel individual y social. Y además es
¡promovida! En este contexto… la solidaridad… se considera a menudo
contraproducente, contraria a la racionalidad financiera y económica.
“Al
tiempo que los ingresos de una minoría van creciendo de manera
exponencial, los de la mayoría van disminuyendo. Este desequilibrio
proviene de ideologías que promueven la autonomía absoluta de los
mercados y la especulación financiera, negando de este modo el derecho
del control de los Estados, aun estando encargados de velar por el bien
común… A todo ello se añade, una corrupción tentacular y una evasión
fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de Poder y
poseer se ha vuelto sin límites”.
Sobre esta encrucijada, por haber vivido esta crisis sistémica anticipadamente, es donde los Argentinos, el Papa también lo es, tenemos experiencia.
En
conclusión no queremos volver al 2001, se ha avanzado mucho y no
queremos retroceder, pero nos encontramos ante obstáculos originados en
ese afán de poder y poseer que debemos superar.
La Asociación Bancaria está dispuesta a realizar su aporte, pero las cuentas y las responsabilidades deben ser transparentes.
Hace tiempo que los trabajadores hemos entrado en el debate de las
grandes cuestiones nacionales. Sabemos de qué hablamos, hemos sufrido la
dilapidación de nuestro esfuerzo una y otra vez.
Diciembre de 2013
Secretariado General Nacional de la Asociación Bancaria
Eduardo Berrozpe Sergio Palazzo
Secretario de Prensa Secretario General